lunes, mayo 28, 2007

En Africa a la sombra de un árbol.

He acabado definitivamente (me lo he hecho durar, para saborearlo mejor) EBANO de Ryzard Kapuszinsky. Y no puedo evitar subir parte del último capítulo. Para demostrarme la opuesta forma de vida y lo difícil que es entrar una ONG en el país y que sea efectiva. Primero tenemos que cambiarnos el cerebro y nuestras costumbres y nuestras preconcepciones. De todo. Tendríamos que olvidar los términos bien y mal, mejor y peor, y su significado. Es una delícia de relato.
"El viaje toca a su fin (...) Ahora (...) aún queda un breve descanso a la sombra de un árbol. El árbol en cuestión crece en una aldea que se llama Adofo y está situada cerca del Nilo Azul (...) Es un inmenso mango de hojas frondosas y perennemente verdes.(...) en unas llanuras donde crece una hierba seca y amarillenta, y sólo de vez en cuando aparece, solitario, uin árbol de copa ancha y ramificada. Su verdor es fresco y tupido y tan intenso que ya desde lejos forma, claramente visible en la línea del horizonte, una nítida mancha de espesura. Sus hojas, aunque en ninguna parte se percibe ni una brizna de viento, se mueven y despiden destellos de luz.(...) A veces, tenemos que recorrer muchos kilómetros antes de toparnos con otro.

A lo mejor, en tiempos, crecían por aquí muchos árboles, un bosque entero, pero se los taló y quemó y sólo ha quedado este único mango. Todo el mundo de los alrededores se ha preocupado por salvarle la vida, sabiendo cuán importante era. Es que, en torno a cada uno de estos árboles hay una aldea. En realidad, al divisar desde lejos un mango de estos, podemos tranquilamente dirigirnos hacia él, sabiendo que allí encontraremos a gente, un poco de agua e incluso, tal vez, algo de comer. Esas personas han salvado este árbol porque sin él no podrían vivir: bajo el sol africano, para existir, el hombre necesita sombras y el árbol es su único depositario y administrador.

Si en la aldea hay un maestro, el espacio bajo el árbol sirve como aula escolar. Por la mañana acuden aquí los niños de todo el poblado.(...) viene quien quiere. La señorita o el maestro clavan en el tronco el alfabeto impreso en una hoja de papel. Señalan con una vara las letras, que los niños miran y repiten. Están obligados a aprendérselas de memoria no tienen con qué ni sobre qué escribir.
Cuando llega el mediodía y el cielo se vuelve blanco de tanto calor, en la sombra del árbol se protege todo el mundo: los niños y los adultos, (...) las vacas, las ovejas y las cabras. (...)

Las horas de la tarde son las más importantes: bajo el árbol se reunen los mayores. El mango es el único lugar donde se pueden reunir para hablar, pues en la aldea no hay ningun lugar espacioso. La gente acude puntual y celosamente a estas reuniones: los africanos están dotados de una naturaleza gregaria y (...) participan en todo aquello que constituye la vida colectiva. (...)

Cuando se acaba el día y todo se sume en la oscuridad, los congregados interrumpen la reunión y se van a sus casas. No se puede debatir a oscuras: la discusión exige mirar al rostro del hablante, que se vea si sus palabras y sus ojos dicen lo mismo.

Ahora, bajo el árbol se reunen las mujeres, tambiçen acuden los ancianos y los niños, curioso por todo. Si disponen de madera, encienden fuego.Si hay agua y menta, preparan té, espeso y cargado. Empiezan los momentos más agradables(...) se relatan los acontecimientos del día y se cuentas historias en que se mezclan loreal y lo imaginario, cosas alegres y las que despiertan terror (...) A medida que avanzan los relatos la gente empieza a recordar que en tiempos, los viejos hablaban de(...); otra persona se acuerda de que, cuenado era pequeña, su bisabuelo le dijo (...) ¿Cuánto (¿hace de..?)? Hasta donde llega la memoria. Aquí, la frontera de la memoria también lo es de la Historia. Antes no había nada. El antes no existe. La Historia no llega más allá de lo que se recuerda.

(...) África no conocía la escritura: la Historia nunca ha pasado quí de la transmisión oral, estaba en las leyendas que circulaban boca a boca y era un mito colectivo, creado involuntariamente al pie de un mango, en la profunda penubra de la tarde, cuando no se oían más que las voces temblorosas de los ancianos, puesto que las mujeres y los niños, embelesados, guardaban silencio.

(...) Se hace tarde y todos se van a sus casas. Cae la noche y la noche pertenece a los espíritus. ¿dónde se reuniran las brujas? Se sabe que celebran su encuentros y asambleas en las ramas , sumergidas y ocultas entre las hojas.

(...) el lugar bajo el mango permanecerá vacío hasta la madrugada. (...) Es extraño, aunque rigurosamente cierto que la vida del hombre dependsa de algo tan volátil y quebradizo como la sombra. Por eso, el árbol que la proporciona es algo más que un simple árbol: es la vida. Si en su cima cae un rayo y el mango se quema, la gente no tendrá dónde refugiarse del sol ni dónde reunirse. (...) Sobre todo, no podrá contarse su Historia, que sólo existe cuando se transmite de boca en boca en el curso de las reuniones vespertinas bajo el árbol. (...) Por eso, si el rayo destruye el mango, también morirán las personas que han vivido a su sombra. Y así está dicho: el hombre no puede vivir más que su sombra."

Y digo yo... ¿y aún estamos descontentos? ¿Aún nos quejamos de lo que tenemos?






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