viernes, septiembre 29, 2006

No quiero llegar al final...



Me divierten los dibujos animados. Siempre es más de lo mismo. A veces nos cambian los protagonistas, a veces las situaciones, pero de hecho acostumbra a pasar que hay un bueno y un malo. Mi heroe, el malo que lo intenta todo y no se sale con la suya, siempre acaba apalizado, cansado, sucio y desesperado. El bueno -que no pierde el peinado,ni la compostura, ni la siesta- siempre tiene suerte. Porque lo que tampoco no es normal, es que cuando el malo quiere dar al bueno un golpetazo en la cara con una tabla de madera clavada con un clavo en un árbol y doblada hasta límites increibles, pase justo por allí el enemigo más acerrimo del malo que recibe en lugar de la presunta víctima. O que la bomba camuflada de regalo no explote en las manos del bueno y cuando el malo la mira para investigar qué ha ocurrido, le explote en la misma nariz. Eso son golpes de mala suerte. Pero en cambio, me acelera, me atrae, que nunca se le acaben las ideas, o malas ideas, a mi querido heroe (el malo, para que nos entendamos). Debe ser eso que le hace ponerse las pilas y no deja de maquinar alguna jugarreta para hacerse con el pellejo del bueno, que por lo general, aparte de correr mucho o volar o descansar en su ratonera, no sabe hacer nada más. Las malas experiencias curten y hacen exprimir las neuronas cuando se presentan problemas. Y hacen que te acerques a personajes interesantes que saben, que te pueden ayudar, por conocimientos -sobretodo- y por maña. Porque de dónde sinó sacan mis heroes esos inventos tan estrafalarios para seguir la cacería inacabable...?
Todo este párrafo me hace reflexionar que la gente que cae una y dos y tres veces en malas experiencias es de una dinámica superior y más eficaz. Más capaz y más adaptativa. Parecen tententiesos, no les venceran jamás, quizás queden un poco tocados, pero son como dignas aves fénix. Se mantienen salvando un y otro desastre porque son fuertes, con alta capacidad de reacción. Por eso, estaba yo pensando que nunca deberíamos alcanzar nuestras metas, nuestros objetivos. Las ansias por lograrlo nos harían más fuertes y decididos a acabar con todo. Cuando dominas una situación por difícil o arriesgada que sea, se te hace aburrida, y poco a poco prestas menor atención y no disfrutas como antes, que tenías que esforzarte y pensar como llegar a la máxima productividad (llamemósle así...). Si, de acuerdo, no todo tiene que ser una abrupta montaña de dificultades, acepto que haya satisfacciones en el camino, pero éste debería de ser laaaaaaaaargo para mantenernos en ese estado de alerta de vigía que tantas sensaciones nos da. Ese nerviosismo que nos hace sonreir aunque estemos cagaditos de miedo. Esa inseguridad que nos hace conocer gente mejor en nuestro afán de saber. El saber... ¡el bagaje más importante que siempre debemos llevar con nosotros! -el resto, míralo como quieras, con dinero se compra-.
Por eso decía yo que no deberíamos conseguir nuestras metas. O bien deberían de escalonarse cualitativamente hasta el infinito, para no dejarnos llevar por la corriente y la vida fácil sin emociones.
Me gustan los retos, me siento bien cuando me enfrento a uno de ellos. Mirar una película pensando en tu preocupación, que te hablen de tomates y tu ya te imaginas las coordenadas de tu objetivo como distintos tipos de tomates... Mezclar ideas, bajar de tu mundo mientras asientes a la frase típica de -¿Estás bien? - Sí, estoy bien. - Pero, ¿Dónde? -Lejos, mi pensamiento está lejos de aquí, elucubrando, buscando formas de atacar tu correcaminos -por ejemplo- particular.... Los sueños tendrían que conseguirse muy a largo plazo, para disfrutar consiguiéndolos, con todo ese manojo de acciones, sensaciones y sentimientos que conlleva y para que el placer al conseguirlos fuera mayor.
Poco a poco conozco la gente que tiene retos personales sin necesidad de que me lo digan. Por su facilidad a la hora de cambiar de conversación, por su movilidad innata, por su adaptabilidad, por saber relacionar temas o ideas, por su capacidad de reacción, por su elección de temas-lugares-personajes, por sus preguntas con pies y cabeza, por su mirada viva, astuta. Y me gustan, me animan para seguir en mi particular lucha. Y me enseñan el no dejar nada al azar, el no quedarte atrás por las circunstancias, el saber disfrutar de buenos momentos aunque sobrevenga una incomoda tormenta, el poner las cartas boca arriba si lo crees necesario.
Me gustan los dibujos animados con bueno y malo que se persiguen, por su inventiva, por su tenacidad. Aunque siempre sé cómo acaban, por mucha sofisticación en las trampas "cazabuenos" que ingenian. Siempre hay un Choff o un Pafff o un Zaasss. Pero así y todo !no les pueden dejar vencer! No habría un capítulo siguiente, no tendrían alta la adrenalina para seguir intentándolo, cansándose hasta límites extasiantes. Pequeños logros para estar satisfechos y más run-run en el cuerpo para desear con más fuerzas tu "goal".
Siempre hay alguien así. No es inventiva mia, no. Ni de los guionistas de los dibujitos, no. Haberlos, háylos.La realidad siempre supera la ficción. http://looneytunes.warnerbros.es
Y... no se vayan todavía! que ahún habrá más...

miércoles, septiembre 20, 2006

Eh! !Que yo bajo aquí!



Si algún día ves un grillo cantar, una mariposa volar, un barco navegar , un zeppelin vigilar, y un koala saludar, es que entras en la grandeza de los pirados. Ellos, los únicos en ser felices, los únicos en no saber qué pie calzan. Confuncio con ellos sería Confundido. Boris Karloff reviviría como la Cenicienta. La vida en términos sencillos, simples y deslamados, sería BELLA, por más que te opusieras, por más que no quisieras. Así, Sín más. Lisa y llanamente... quien pudiera decirlo cada día, eh? El mundo de los pirados es ignorante, es simple, no tiene alicientes más que saltar de flor en flor y parar a descansar cuando apetece. La lluvia es un receso del sol, y es tan admirada como éste. No hay desdichas, sólo gajes del oficio. Todo es una benedicción, todo es una gracia divina. No se sabe quién es ese dios, pero está. Es el que dá. La secta no tiene cabecilla, no hay grados, y los seguidores silban y cantan con sus globitos de colores y suaves pétalos revoloteando por este mundo. Los pirados claman la buena fe, la revolución social del polvo, el amor libre de los saltamontes, la anarquía de las nubes, la autosuficiencia de los esparragos. Las causas perdidas, sin salida son el afan de lucha, el motivo por el que respirar. Los sin destino lanzan miradas sin ver horizonte, los sin hora intuyen el tiempo por el suave olor del amanecer. Los pirados se piran sin razón, aparecen sin querer, giran por intuición.
Siempre hay uno a tu alrededor, si lo buscas no lo encuentras pero si te distraes aparece y como mosca cojonera, no deja que le abandones hatsa que le prometas fidelidad. Te quieren absorber y te juran compañia insaciable. Son aduladores y saben venderte sus ideas. Tu las compras y caes, como ser humano débil que eres.
No te dejes perder la compañía de uno de estos pirados, los hay a borbotones y crecen entre botones. Son únicos. A mi lado va uno de ellos y es extraordinario, cuando el salto hasta la próxima margarita es corto, me coge y me acerca él. Cantamos Bruce y soñamos despiertos. Es fantástico. No tiene una negativa nunca.
Y ahora nos vamos de viaje al Pireo. Queréis venir? El mundo ahora cae muy lejos, creo que me bajé en la anterior parada, al menos yo apreté el stop. ¡Claro que fué el que me indicó con su mano y yo le dije -Eh! que yo me bajo aquí.!
Repito, ¿te vienes?. Te espero con un zumo de felicidad en la mano como coctail de bienvenida. No tardes....

domingo, septiembre 17, 2006

Uuff... cuánto tiempo....!!!!

Yo no sé si al resto del mundo le pasa, pero a mi el tiempo me pasa volando. Si tengo suerte, vuela bajo y lo intento controlar cogiéndolo al vuelo (sé que es una metáfora, pero a ver si captáis el sentido que le quiero dar), pero si el tiempo se ensilla en corrientes de aire de temperaturas propicias, ni lo veo pasar. Xiiiiiiiuuuu… No me doy cuenta que las semanas pasan hasta que hay un cambio de mes, o de estación, o hasta que me encuentro a alguien que hacía la tira que no veía. Sé que es repetir lo que muchos ya sabéis, pero cada vez que me hago más grande, el tiempo pasa más rápido. Ahora entiendo lo que mi abuela decía y que a mis doce años no comprendía.
Hay veces que cuando llego a mi agenda para apuntar algún acontecimiento ya es a toro pasado. El paso del tiempo no me da tregua, ni siquiera la oportunidad de reaccionar a lo que nos va pasando. El día a día transcurre tranquilamente, con sus labores a las que atender. Llegamos a "disfrutar" del lunes, del martes, del miércoles... con todos sus minutos, sus horas, pero ¿os dáis cuenta de que la semana vuela? ¿que ya tenemos otro fin de semana?¿que cuando menos te lo esperas hay cambio de mes?
Me sucede que asuntos que pienso que requieren más atención y dejo para cuando tenga un momento de tranquilidad, no son abordados nunca, pues no tengo un momento de calma y reflexión para ellos. Sí que a veces son desagradables y mi mente capciosa, los arincona, ¡pero no es siempre! Luego tengo que improvisar y me falta tiempo para ver si está bien abordado o no. No sé si me explico... Se me comen las cosas del diario...
Hay infinidad de aspectos que nos hacen cavilar el paso del tiempo: la música, la ropa que nos llena los armarios, los modelos de los coches, el crecimiento de las uñas, los cortes de pelo (o rapados, sino hay más remedio), el ver a las criaturillas ajenas de vez en cuando… hay muchas cosas que a veces no hace poner de malhumor.
Si te digo “Sweet Dreams”, o “Dolce Vita”, o “Happy children” o “ Uh La La Lá” o “Eternal Flame” … ¿Dónde estabas? Si hace cuatro días de ello… Si te recuerdo que los chicos iban todos con el pelo supercorto y casi rapaditos me dirás que hace cuatro días… Si te hago memoria y te cuento que las niñas no salían de casa si no iban todas conjuntadísimas… me repetirás que no hace tanto… La temporada pasada, como mucho…Já!
No, si no hace mucho tiempo…no... Que vá! Lo que pasa es nuestro inconsciente no quiere que desfilen los días con tanta rapidez...Sniff, sniff...Pero aquel tren que un día no cogimos no va a volver, puede que hayan otros (pocos, no nos hagamos ilusiones) que conforme pasen los años aparecerán en la estación muuuuuuuucho más espaciados, con unos instantes sólo, de parada en la andana. Así que o reaccionamos o se largan. No sé si estamos preparados para esas sorpresas. No acabamos de creer que ya llevamos mucho tiempo en circulación, que aunque según digan, lo mejor está por llegar, tenemos muchos tiros ( o tiritos ) tirados. Que la edad no engaña, castiga, así a secas.
Pero lo llevamos bien, todos. Nos podemos congratular. Nos adaptamos a lo que sea, faltaría más. Es nuestro deber y nuestra obligación para seguir adelante disfrutando, y si no veamos la cantidad de instrumentos que nos pone al alcance el mercado: cremas anti-detodo, gafas, prendas de ropa interior que apreta o realza, correctores físicos, tratamientos de rejuvenecimiento, sonotones invisibles, cursillos de todo, libros de autoayuda para-lo-que-sea… Sin embargo, falta que nuestra mente este en paz consigo misma, y eso lo lograremos, si tenemos nuestras metas cumplidas. ¿Qué cuáles son? No soy yo quien tiene enumerarlas, eso cada uno delante de un espejo, armado con valor y lápiz y papel, tiene que reconocer las suyas propias y sería bueno que las apuntara, para no olvidarlas. Irlas viendo y tratar de alcanzarlas. Poco a poco pero sin prisa, que el tiempo se nos tira encima, y aunque corramos muy rápido delante de él… siempre nos atrapa. Todo, todo llega. Y por lo general siempre del revés: lo que nos interesa con locura viene tarde y lo que no nos apetece nada está a la vuelta de la esquina. Como siempre la Ley de Murphy está al acecho. Y ésta nunca falla.
Pero os tengo que decir que VOSOTROS estáis muy bien, que para vosotros el tiempo parece que no pasa. Que habéis hecho pacto con el diablo. Que estáis como siempre, ¡Que carai!
Ah, por cierto, ya podéis ir pensando qué día os va bien y dónde hacemos la cena de Navidad, que de aquí cuatro días tenemos la nieve aquí… ¡Avisados!

NOTA: ¡Buenas vacaciones! a quien esté en ello.

martes, septiembre 12, 2006

Tras una barra de bar


Dice que lo ha oído de todo. Y lo creo. Dice que ha visto bastante-bastante. Y lo sigo creyendo porque la naturaleza humana da mucho de sí, casi igual que la estupidez humana, mismo género, aunque distinto aspecto.
Y de lo más le llama la atención -dice que otro día me dará más ideas- es el cambio que el móvil ha supuesto para la sociedad. Ahora hay más comunicación (si es que uno quiere y decide descolgar) lo cual no quiere decir que ésta sea provechosa, pues hay mucho charloteo vano. Hay impuntualidad, cambio de planes a todas horas, consultas que denotan poca improvisación, control de paradero, mucho atrevimiento a través de palabras escritas, conversaciones para llenar la soledad, desespero mirando un móvil…
Me comenta situaciones y las resume más o menos así:
- Lamenta el poco uso de la memoria que ahora hacemos, antes con boli y papel apuntábamos los números de teléfono y sabíamos cómo se llamaba y cómo escribía la nueva amistad. Antes perdíamos y encontrábamos números con factor sorpresa incluido. Ahora cuando alguien necesita un teléfono lo primero que aparecen son los móviles de los interesados. Ay! Cuando alguien pierde el móvil… pierde media vida…¡allí está todo!
- Ve como el bar está virtualmente ocupado por más gente de la que cabe. Me explicaba que en mesa de dos, hay veces que son cuatro. Dos en móvil y dos en silla. Hay momentos que cada uno hablando por el móvil hacen más buena cara que después hablando en vivo y en directo. Antes quedabas para dedicar tu tiempo al amigo, ahora, si alguien llama, tiene preferencia sobre el que está delante suyo.
- Le da rabia cuando hay alguien sólo que espera el compañero, se distraiga escogiendo la música del móvil pues por lo general el volumen está para duros de oído y acabas oyendo veintitrés cancioncillas, a cual peor. Pero para rematar, cuando llega el esperado, este le tiene que ayudar a escoger, lo que supone repetición de la jugada, incluso más alto. Qué incordio.
- Se distrae oyendo las excusas que se dan para llegar tarde a una cita. Por lo general “están liados”, lo que no sabe el del otro lado del teléfono es que están liados entre dos cervezas…
- Le da rabia que haya desparecido la sorpresa del “¿quién llamará?” y se seleccione si se responde o no a la llamada. A veces el terremoto vibrador que supone un móvil sin contestar encima de una mesa de bar, hace que le entren ganas de contestar, solo para que se calle.
- Se impresiona de ver tanta última generación encima de la mesa, menos mal que cada vez abultan menos y dejan lugar para las bebidas. Cada persona, un móvil del que estar pendiente mientras dure la reunión.
- Alucina de ver que la gente cada vez, llega más tarde a las citas. Cómo existe el móvil sólo con avisar cada 20 minutos, tenemos la excusa hecha y al que espera tranquilo. ¡Nunca se habían leído tanto las revistas y periódicos de un bar! Ya ni siquiera se calcular a qué hora salir para llegar a tiempo.
- Se le cae la cara de vergüenza cuando oye en una charcutería la típica llamada a la mujer, a la madre, a la hermana, a la novia de turno, si quería la mortadela con o sin olivas. ¡Sólo era necesario atender un poco más cuando hablaba o bien pensar en que le gusta!
- Se sorprende que la gente se vaya al lavabo para oír mejor quien llama, en lugar de salir a la calle, donde la cobertura, por lo general, está garantizada. Los hay de raros….
- Felicita en silencio a los que idean cachivaches para los móviles, para colgar, proteger, o adornar… no entiende como cosas inútiles se pueden llegar a vender, y encima, con lo horrorosas que suelen ser… Hay gustos para todo…
- Se sorprende de que alguien se deje el móvil en casa. ¿Es posible? ¿Aun hay anacrónicos de este tipo? Pero si no se puede vivir sin él… según parece leer entre líneas.
Yo tiemblo sólo pensar que en breve se va a aceptar que una compañía de aviación permita que durante los trayectos se pueda usar el móvil y otros aparatos electrónicos... Ya me veo con ese instinto que todos tenemos, escuchando conversaciones telefónicas que ni fu ni fa, pero como que no nos van a dejar dormir, acabaremos distrayéndonos oyendo discusiones, declaraciones de amor, susurros, gritos, secretos, listas de la compra, tareas de despacho, críticas de las últimas películas, despieces de amigos, planes de futuro… Y si no estaremos distraídos con el pi-pi-pi del envío de mensajes y el pi-pi-pi del tecleo intrínseco para escribir mensajes. Y nos asustaremos con la musiquilla del que no encuentra el móvil cuando recibe una llamada… Qué bonito cuándo viajar en avión era descansar…
Me da que Bohemio usa móvil, y que le acribillan con consultas… no sé, creo que le gustan los móviles y sus usos… Y cuando esté de vacaciones, ¡que se prepare! Creo que sin móvil… no existe…

jueves, septiembre 07, 2006

Carta a Puri

Querida Puri,
Que tal? Como estás? Cómo te va ese nuevo estilo de vida que tanto temías? Sé que desde que te fuiste de la ciudad no sé te va a caer la casa encima, tantas cosas que haces... me lo contó tu prima, la que vive en mi calle… Carai! Ahora no recuerdo el nombre!
Bien, da igual! Me dijo que ahora trabajas a 10 minutos caminando desde el pisazo que os habéis agenciado. En realidad me das envidia, bastante, pues yo tengo 25 minutos de bus con retenciones no incluidas, desde mi zulo hasta la plaza España, donde como debes recordar, trabajo. Intento leer para aprovechar el tiempo, pero con los pitos y los ipods a toda mecha de los chavales… no acabo de concentrarme.
Me dijo que ahora vas cada día a nadar, al mar o en la piscina, que tienes conocidos espontáneos con los que compartes algunas aficiones: Nadar, caminar, alquilar pelis e invitaros a comer… Si no consigues alguna peli, dímelo que debajo de casa tengo una megatienda de dvs!.
Yo sigo en mis trece, voy cada día a comer en un restaurantillo de 10€ el menú y me regalan un caramelillo. Cuando llego a casa enciendo esa lámpara que me regalaste (ya sabes que la luz natural en casa va escasa, jeje… que bien me ha quedado!) y hago puzzle o voy al gimnasio al que cuando llego, después de 15 minutos andando calle arriba, me dan ganas de no entrar y regresar. El otro día los de la clase de spining hicieron una cena y fuí. Nos lo pasamos bien hasta las cinco de la mañana y como siempre llegué hecho un cisco a casa… todo el sábado durmiendo… ufff… increíble! Los cubatas de havana y los chupitos de vodka con kiwi pasan factura… Ah Pero creo que ya casi tengo en el bote a Paquita! Tendré que invitarla a salir la semana que viene… Le diré que nos veamos después de cenar, que las copas están muy caras… o queda muy rata? Bah! Le podría decir ir al McDonald’s, o será muy triste? Ya sé que tú, como tienes tiempo, preparas unos scalopine al limone de muerte! Y un ossobucco de narices, y un arroz a las ñoras de rechupete… qué envidia… Yo, como no tengo tiempo voy a los congelados donde he encontrado unas espinacas a la crema ricas-ricas… y unos calamarcitos rellenos... mmm… Sé de varios sitios para comer que están bien y con buena relación calidad-precio pero están fuera de la ciudad y me da pereza coger el coche cada vez y chuparme las colas para salir. Es que es cada día !!! Que envidia que todo lo tengas tan a mano. Pero te diré una cosa, la libertad que te da estar a tiro de piedra de los cines, el teatro, los parques, los museos… la cantidad de actividades que puedes hacer en una ciudad es inigualable, lástima que los transportes públicos vayan tan mal… Ves? Tu eso, Puri no lo tienes, ya sé que ahora juegas a handbol con chicas del pueblo y que cada fin de semana montañeas, lo que te apasiona… sí, si, pero si necesitas una aguja de tocadiscos, ¿Qué, eh? Lo tienes difícil, eh? Quizás en el centro comercial aquel del cruce antes del pueblo… Es grande... pero no, que vá, lo tienes difícil… jejeje… alguna ventaja he de tener viviendo en la ciudad, no?
La familia está bien, el perro un poco añorado de ti, pues tú le sacabas más a pasear que yo, pero es que sin Bobbi no podría estar. A ver si conozco a algún chiguito que quiera sacármelo a pasear… hay días que no tengo ni ganas … con esta calor que hace aquí, entre tanto coche suelto. Algún día me matará una moto, como cruzo sin apenas mirar… Siempre corriendo! Siempre tarde…Siempre las prisas... Aaay... al final se nos quedará cara aerodinámica, tanto volar bajo...
Bueno, no te doy más la vara, que hoy se ve que estoy inspirado y no pararía. Espero que me invites a comer un sábado… tengo ganas de salir de finde fuera de la ciudad y de su rutina. Tienes habitación de más en tu nueva morada, no? Jejeje….
Un beso muy dulce de tu excompañero de piso,
Rodolfo P.

lunes, septiembre 04, 2006

Pedacitos de felicidad.

Son las 19.00 del domingo, 3 de septiembre.
La felicidad. Le he preguntado si era feliz y me ha dicho que sí, que España había ganado el MundoBasket y que él era feliz. ¡¡¿¿??!! No he hecho caso. Me ha parecido que estaba emocionado y que confundía términos.
La felicidad. Me he preguntado si era feliz y me encontrado respondiendo que si la felicidad se manifiesta a través de un despertar en la piscina después de un sueño de 10 minutos, encima de un artilugio de colores hinchable en el que te mojas muy parcialmente, que cuando abres los ojos encuentras un cielo azul moteado por las copas de los pinos. Si eso es un pedacito de felicidad, yo lo he experimentado. El solete de la tarde, mientras, te calienta la piel y la mínima brisa hace que navegues por la piscina sin rumbo. El hecho de abrir los ojos y por unos segundos tener que pensar dónde estaba, me ha confirmado que había sido teletransportada al tan caro mundo de la felicidad. La reacción para volver al mundo de los humanos me ha costado unos quince minutos. No podía, no quería bruscamente abandonar tal placer. Ha sido un poco mágico.
Las cosas más simples que pasan en momentos imposibles hacen que nos sorprendamos. Ésta ha sido una de ellas. Yo sólo quería tranquilidad y he sentido felicidad. Fantástico, genial. Me parece, pero, que lo he experimentado porque he degustado el momento, no tenía prisa, me he dejado llevar, porque en realidad no deseaba que pasase, ¡ha pasado! Así, por las buenas.
Supongo que durante estas vacaciones la inmensa mayoría debe haber tenido momentos de felicidad, Eps! Pero no confundir con estar bien, estar a gusto, o estar tranquilo, o no tener que hacer nada. Son significados muy distintos.
Para cada uno, como en todos los temas (punto de sal, vino, periódico, vivienda, meteorología, amigos, vacaciones, sueldo…) la felicidad tiene que reunir unos requisitos. Los hay más sensibles, los hay más materialistas, los hay más soñadores, los hay más simples, los hay musicales, los hay conceptuales, los hay enrevesados… para cada uno toma diversas formas. Pero lo que no tenemos que hacer es dejar pasar por alto aquellos momentos que no tienen precio. Aquellos irrepetibles. Aquellos que la vida te regala como caídos del cielo.
Estemos atentos a esos nanosegundos de felicidad. Hasta incluso hablando con un amigo por teléfono (más impersonal, imposible) de cosas que disfrutas y te interesan... O leyendo un artículo curioso e imaginándote en él… Sé que una felicidad no es un estado que son pequeños momentos. Lo bueno y breve, dos veces bueno. A ver si el destino nos tiene deparados muchos de ellos…
Yo acabo de pasar uno y lo tenía que explicar, con esa cara de tonto que te queda…!!
La felicidad. Te pregunto si eres feliz y estas buscando en tu interior esas briznas de goce, delicia, placidez, encanto, éxtasis, dicha, satisfacción, gusto, bienestar, properidad… ¡Qué difícil un sinónimo de felicidad! Creo que no existe nada comparable… Regodéate con ellas y recuérdalas otra vez.
–Play it again, Sam…
No voy desencaminada, ¿verdad Bohemio?