martes, septiembre 12, 2006

Tras una barra de bar


Dice que lo ha oído de todo. Y lo creo. Dice que ha visto bastante-bastante. Y lo sigo creyendo porque la naturaleza humana da mucho de sí, casi igual que la estupidez humana, mismo género, aunque distinto aspecto.
Y de lo más le llama la atención -dice que otro día me dará más ideas- es el cambio que el móvil ha supuesto para la sociedad. Ahora hay más comunicación (si es que uno quiere y decide descolgar) lo cual no quiere decir que ésta sea provechosa, pues hay mucho charloteo vano. Hay impuntualidad, cambio de planes a todas horas, consultas que denotan poca improvisación, control de paradero, mucho atrevimiento a través de palabras escritas, conversaciones para llenar la soledad, desespero mirando un móvil…
Me comenta situaciones y las resume más o menos así:
- Lamenta el poco uso de la memoria que ahora hacemos, antes con boli y papel apuntábamos los números de teléfono y sabíamos cómo se llamaba y cómo escribía la nueva amistad. Antes perdíamos y encontrábamos números con factor sorpresa incluido. Ahora cuando alguien necesita un teléfono lo primero que aparecen son los móviles de los interesados. Ay! Cuando alguien pierde el móvil… pierde media vida…¡allí está todo!
- Ve como el bar está virtualmente ocupado por más gente de la que cabe. Me explicaba que en mesa de dos, hay veces que son cuatro. Dos en móvil y dos en silla. Hay momentos que cada uno hablando por el móvil hacen más buena cara que después hablando en vivo y en directo. Antes quedabas para dedicar tu tiempo al amigo, ahora, si alguien llama, tiene preferencia sobre el que está delante suyo.
- Le da rabia cuando hay alguien sólo que espera el compañero, se distraiga escogiendo la música del móvil pues por lo general el volumen está para duros de oído y acabas oyendo veintitrés cancioncillas, a cual peor. Pero para rematar, cuando llega el esperado, este le tiene que ayudar a escoger, lo que supone repetición de la jugada, incluso más alto. Qué incordio.
- Se distrae oyendo las excusas que se dan para llegar tarde a una cita. Por lo general “están liados”, lo que no sabe el del otro lado del teléfono es que están liados entre dos cervezas…
- Le da rabia que haya desparecido la sorpresa del “¿quién llamará?” y se seleccione si se responde o no a la llamada. A veces el terremoto vibrador que supone un móvil sin contestar encima de una mesa de bar, hace que le entren ganas de contestar, solo para que se calle.
- Se impresiona de ver tanta última generación encima de la mesa, menos mal que cada vez abultan menos y dejan lugar para las bebidas. Cada persona, un móvil del que estar pendiente mientras dure la reunión.
- Alucina de ver que la gente cada vez, llega más tarde a las citas. Cómo existe el móvil sólo con avisar cada 20 minutos, tenemos la excusa hecha y al que espera tranquilo. ¡Nunca se habían leído tanto las revistas y periódicos de un bar! Ya ni siquiera se calcular a qué hora salir para llegar a tiempo.
- Se le cae la cara de vergüenza cuando oye en una charcutería la típica llamada a la mujer, a la madre, a la hermana, a la novia de turno, si quería la mortadela con o sin olivas. ¡Sólo era necesario atender un poco más cuando hablaba o bien pensar en que le gusta!
- Se sorprende que la gente se vaya al lavabo para oír mejor quien llama, en lugar de salir a la calle, donde la cobertura, por lo general, está garantizada. Los hay de raros….
- Felicita en silencio a los que idean cachivaches para los móviles, para colgar, proteger, o adornar… no entiende como cosas inútiles se pueden llegar a vender, y encima, con lo horrorosas que suelen ser… Hay gustos para todo…
- Se sorprende de que alguien se deje el móvil en casa. ¿Es posible? ¿Aun hay anacrónicos de este tipo? Pero si no se puede vivir sin él… según parece leer entre líneas.
Yo tiemblo sólo pensar que en breve se va a aceptar que una compañía de aviación permita que durante los trayectos se pueda usar el móvil y otros aparatos electrónicos... Ya me veo con ese instinto que todos tenemos, escuchando conversaciones telefónicas que ni fu ni fa, pero como que no nos van a dejar dormir, acabaremos distrayéndonos oyendo discusiones, declaraciones de amor, susurros, gritos, secretos, listas de la compra, tareas de despacho, críticas de las últimas películas, despieces de amigos, planes de futuro… Y si no estaremos distraídos con el pi-pi-pi del envío de mensajes y el pi-pi-pi del tecleo intrínseco para escribir mensajes. Y nos asustaremos con la musiquilla del que no encuentra el móvil cuando recibe una llamada… Qué bonito cuándo viajar en avión era descansar…
Me da que Bohemio usa móvil, y que le acribillan con consultas… no sé, creo que le gustan los móviles y sus usos… Y cuando esté de vacaciones, ¡que se prepare! Creo que sin móvil… no existe…

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