sábado, enero 26, 2008

Vivir un sábado 3

Es sábado. El ruido de la calle provocado por la circulación sube mas tranquilo, más fatigado, menos corrosivo, mucho más soportable. Hoy el ruido se traslada a los centros comerciales, a los mercados, a las tiendas de alimentación, a los abastecedores de productos básicos para toda la semana. Hoy es día de compra, de lo que sea. Los que necesitan cargar mucho cogen los coches y se van a grandes superficies con toda la parentela y hasta mediodía, como poco, no quedan satisfechos. Los que tienen algo de tiempo durante la semana, van a comprar lo más pesado de comprar, y dejan la casa con todo lo necesario y ya irán comprando según lo que vayan a utilizar en las comidas o cenas diarias.

Y ya está. Porque el resto se larga a pasar el día o va a ver no sé quien en algún lugar de la geografía catalana. Salir a comer se hace el domingo. Cosa que no me gusta nada. Los domingos se han hecho para descansar y tirarse en el sofá toda la tarde. Perrear y poco más, ir al fútbol, si la hora es decente, ir al basket, incondicionalmente, y hacer un parchís, unas cartas o un monopoly si hay contrincantes merecedores. Por cierto, ví en las noticias que ahora, en una nueva edición del juego se hará con ciudades del mundo, y que se ha dejado abierta la lista esperando el voto de todos los ciudadanos del mundo que quieran participar. Madrid y Barcelona está entre las elegidas (o no, depende de las votaciones) para formar parte del tablero de juego. Para votar se va a
www.monopoly.com y se elige. Yo lo he probado y no hay forma de conectar, pero seguiré en el empeño pues me haría gracia que incluyeran Barcelona. También habrá dos puestos reservas (como la quiniela) que completan al listado; éstos pueden ser de libre elección y no han de estar en la lista que los promotores del juego han pensado. Así que, Monistrol de Montserrat o Vitoria pueden ser los incluidos a gusto del votante.

Los sábados son alegres, con tiendas abiertas y ganas de hacer lo que no haces entre semana. Los periódicos entran en las casas de los que durante la semana no tienen tiempo y el cine aumenta sus colas. En esta época, las rebajas se llevan el mayor gentío y nos quejamos por las colas que hacemos, pero no renunciamos a las ofertas. Se come tarde y se va a dormir tarde, disfrutamos del último minuto como si nos fuera la vida, y si hacemos la siesta nos da la sensación que perdemos el tiempo… Somos incorregibles los humanos, encantadores (algunos) pero incorregibles. Sinó nos quejaramos, nos quitarían media vida…

Y yo aquí viendo el tiempo pasar… Dense ustedes por saludados!!!

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