miércoles, agosto 02, 2006

¿Sómos capaces de resetear? Miedo escénico...

A la pregunta típica de ¿cómo estás? Lo fácil sería decir que es feliz. Pero no. No le es posible realizar esta afirmación. Le resulta bana, simplista y desmesurada. En el aspecto profesional de su vida, las cosas van bien (o sencillamente funcionan), en la vida familiar podría mejorar (reconocido en círculos privados), y en su mundo interior hay cabras que vuelan, salmonetes que comen hierba y leones en minifalda con bolso y pintalabios (es decir, hay un lio de tres pares de narices).
Pero no lo parece, porque lo que la vida le va proporcionando le parece lo bastante holgado para seguir así. Tanto el entorno familiar como el profesional y como el círculo de amistades todo sigue como siempre. Los mismos encuentros, las mismas discusiones, las mismas copas, las mismas risas...Y parece que está bien. pero si rascas un poco... Uff si rascas...
Fué por casualidad que entre en el pequeño mundo de Z. No explicaré cómo, no viene al caso. Fué un cruce de vías de tren. Pero hizo que me planteara un cambio de ritmo, un cambio de norte, una entrada de aire fresco en forma de nuevos alicientes. Y más que nada porque cuando fuera grande no quería parecer un Vicente cómo el (Dónde va Vicente? -Donde va la gente). ¡Qué narices! Tuve la posibilidad de tomar otro camino y lo hice.
Estamos inmersos en una noria que gira a veces con vigor y fuerza, pero la mayoría de las veces gira con simplemente inercia. No para, pero no tiene "alegría". Lo que comenzamos con una fuerza desmesurada y una ilusión tremenda acaba convirtiéndose en una lacra del día a día. -Esa cena de los martes de principio de mes..., ese partido semanal de los jueves de tenis..., el cine de cada domingo...- Sé que todo depende de nosotros, sé que sólo nos tenemos que dar cuenta. Sé que si Z no está satisfecho es que ha entrado en un entramado vital rutinario difícil de deshacer, que por otro lado es cómodo y sencillo. Solo tienes que seguir con las pautas, las normas preconcebidas. Z no se atreve a deshacerlo. No para liquidarlo directamente, no. Lo que debiera de hacer es analizarlo y simplificarlo, así sería más fácil evitar los agobios que le suelen acechar tras la puerta de la habitación de buena mañana.
¿Porqué será que sómos tan reacios a los cambios, cuando sabemos que los necesitamos? Tenemos miedo a pensar (reconocer) que lo que estamos haciendo históricamente no nos funciona, no nos da la soltura que deseamos. Pero no tenemos que darnos latigazos y darnos toda la culpa. A menudo, son las circunstancias, los cambios sociales, que hacen que aquello que era una magnífica inversión hace quince años, por ejemplo, ahora ha quedado desfasada y nada rentable. Que lo mejor que podríamos hacer es rescatarla y ponerla en otro tipo de plan financiero pues mantenerlo al final tiene un coste de oportunidad altísimo. Por no hablar de las personas, novios/as, amigos/as, casa, trabajo, aficiones... que mantenemos para evitar descalabros...
Hemos de querernos un poco más y decidir que valemos mucho (como el anuncio de "porque tu lo vales") y darnos esas satisfacciones que nos merecemos. Y si para ello hemos de renunciar a algunas cosas e instaurar otras de nuevas, seámos valientes. Lo primero sería, lápiz y papel en mano, hacernos un estudio personal con lo que tenemos positivo y lo que creemos es negativo (yo lo haría por aspectos personales, familiares, laborales, económicos, de ocio, de aficiones, de amistades...).
Analizar si es posible un cambio, es decir si lo queremos realmente. Ver cómo poner hilo a la aguja. Si necesitamos o no ayuda -del tipo que sea-. Si tenemos que consultar o explicar a algun amigo ( o enemigo, éstos a veces te ayudan más de lo que pensamos... nos cantan las verdades como los niños!.). Y una vez vistos los pasos, quizás decidamos empezar a ordenar nuestra vida de nuevo.
Yo no sé si Z leera este escrito y se dará por aludido si lo hace, pero creo que sólo con llegar hasta el análisis previo a la decisión final le haría mucho bien. Puede que no llegara a tirarse en paracaidas -todo y sabiendo que el paracaidas está en perfectas condiciones y se abrira correctísimamente y se dará un viaje magnífico-, pero el estudio previo le sentaría fenomenal a su vida. ¿Y si nos diéramos cuenta que con sólo con cambiar de esa casa sin luz natural a un piso con terraza, las mañanas aparecerían de otro color? A lo mejor el buen humor hace coger de la mano más a menudo a tu pareja ó invitar a tus amigos a cenar a casa ó cantar en la ducha... (o sería esto último una maldición?)
No sé... todo son ideas, sé que las expongo muy alegremente, pero lo que tengo seguro es que nos da un miedo, una pereza, un grima muy grande tener que cambiar. Ni que sea para mejorar. Ni que lo queramos con todas nuestras fuerzas. Es una tarea que se nos presenta muy complicada. Los grandes cambios los han hecho grandes valientes y grandes inconscientes. Se han arriesgado, pero en general lo han logrado, aunque sólo sea por la satisfacción a la que han llegado. Y es que sólo tenemos una vida. ¿No sería mejor disfrutarla a tope con más tiempo para nosotros, con más convencimiento de lo que hacemos, con más alegría? Que no decaigan los placeres, con toda nuestra valía pongamos las cartas encima de la mesa, y veamos con las que estábamos jugando y con las nuevas que podemos alcanzar. Estoy segura que encontraremos algún as, no será fácil, tiene su duro camino, pero lo encontraremos. No puede ser que sólo los tengan unos pocos...
Parece un artículo de autoayuda, pero os aseguro que Z no es el único... voy a buscar papel y lápiz...
Eh! Bohemio! Estás muy callado... ¿No nos das alguna de tus opiniones ? Sé que tienes cosas que decir. ¿Has hecho algun cambio? ¿Ya eres feliz? Debes de tener muchos arreglillos por esta época y no puedes dejarlos para dedicarnos unos comentarios... ooooh!... esperaremos tus discrepancias....

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