Me acostumbra a pasar cuándo son hechos que yo no tengo nada qué influir. Nada con los que yo pueda intervenir. Pondré ejemplos:... un partido de futbol decisivo, un play off de basket, una entrega de notas, un concierto de Bruce... Y luego cuando han pasado, los has visto, ha sucedido, te quedas vacio. A veces con la sonrisa en la cara, satisfecho, contento y otras veces desencajado, con la pena en el cuerpo, enfadado con el mundo sin que puedas enfadarte con nadie, sólo con derecho a la pataleta. Y un derecho un poco limitado, sin romper nada , sin armar mucho barullo, sin hacer ruido.
Y me siento pequeña, insulsa, me siento encajadora. Nada puedo hacer para remediar aquéllo que no me ha gustado. Nada puedo hacer para cambiar el curso en próximas ocasiones, a nadie (léase mandamases) puedo recomendar mis opiniones sobre el tema. Y esas manos ligadas, me hacen sentir simple espectadora. Mera espectadora. De acuerdo, que si las cosas salen bien, (concierto de Bruce, siempre) te queda un delicioso sabor de boca, y tu memoria conserva con sus mejores galas y en lugar de lujo, ese espectacular recuerdo con el que has disfrutado tanto y tanto. Incluso a veces, distorsionando.
Me ha pasado este fin de semana con basket y futbol. Y al final hasta incluso, a pesar que en
ciertos momentos he disfrutado mucho (porque sufriendo, en ocasiones se disfruta) el balance final ha sido horroroso. Hasta he llegado a pensar que he perdido el tiempo que he dedicado a esos deportes. Dicen que las derrotas curten, que los malos momentos hacen la piel más dura y te preparan para próximas posibles vicisitudes de la vida. Pero me parece que lo único que ha provocado en mi, es indiferencia. Yo no vivo de éllos, ni tampoco me dan nada a cambio, yo dedico más a ellos, que ellos a mi. Así lo siento, así me lo demuestran con su actitud pasiva y sus errores garrafales (lo sé, muy subjetivo).
Tendré que cambiar de costumbres. Tendré que dedicarme más a mi, (más?) valorar más mi tiempo, mis dedicaciones. Porque algunas me dejan mal sabor de boca, y provocan mal humor con personas que no tienen ninguna culpa. Y pierdes optimismo. Y eso no puede ser. Porque si uno mismo no se cuida, si no te mimas, si no miras por ti ... ¿quien lo va a hacer más y mejor que uno mismo?.
Nada, nada, cada uno lo suyo. Y yo, no me pienso enfadar por culpa de otros, así que cenaré y dormiré como un lirón como si nada hubiera pasado. Lo único distinto, es que mañana no pienso comprar el periódico. Ni escuchar la radio. Ni ver noticias en tv.... Por si acaso oyera algo, que no quiero recordar, que mi sabia memoria está empequeñeciendo a marchas forzadas (por mi, claro está).


No hay comentarios:
Publicar un comentario